Hace meses que el Amazonas concentra la atención mundial por los incendios forestales que lo azotan, miles de hectáreas y de biodiversidad han sido afectadas, entre las causas están la sequía, la extracción ilimitada de sus recursos forestales y una regulación más blanda desde que asume Bolsonaro en Brasil.
El Pantanal, es uno de los humedales más grandes del planeta, declarado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, concentra más de 4700 especies entre flora y fauna, entre ellas algunas icónicas como el jaguar o el oso hormiguero, y enfrenta uno de los mayores incendios en los últimos 20 años al igual que todo el Amazonas.
Bolivia, Paraguay y Brasil comparten El Pantanal, este último concentra el 70% de su territorio, en los estados de Mato Grosso y Mato Grosso do Sul. Viven cerca de 1.5 millones en esta zona y sus principales actividades son la pesca, ganadería y turismo.
De enero a junio se han consumido más de 780.000 hectáreas, concentradas en la region que rodea el Río Paraguay y Corumbá. Además de afectar la vida de 70.000 indígenas que dependen directamente del ecosistema del Pantanal, se enfrenta al peligro constante de los hacendados de la amazonía que usan el fuego para preparar las tierras de cultivos, haciendo casi imposible ante las condiciones meteorológicas, las casi inexistentes carreteras y por consecuencia un difícil acceso a militares y bomberos para combatir los incendios. Todo indica que el combate a las llamas no tiene aún fecha de término, lo que hace que el futuro del Pantanal no sea muy auspicioso.