Hoy en día en que el planeta y nuestro país no están ajenos a las turbulencias del momento, desde el clima hasta lo social. La comuna de Los Vilos poco a poco con el paso de los meses ha empezado a evidenciar un nuevo síndrome, uno muy distinto al que padecía hasta unos 3 años atrás como el del abandono y la desidia, sino que hoy en día el síndrome que se refleja en especial en las redes sociales de la comuna, es el del inconformismo.

Muchas pueden ser las causales, desde falsos agoreros, verdaderos chantas mediáticos que vienen a tratar de reciclarse en nuestra comuna, personajes con ganas de blanquear su imagen, un año electoral venidero, entre otras, alimentan a este verdadero monstruo del inconformismo, el cual, no es capaz de apreciar ningún avance ni mejora existente, ya que su único modo es el del encontrar todo mal, como quien no sabe estar bien solo porque sí, el no escuchar razones ni argumentos, sino que sin pensar extrapolar cualquier avance a un verdadero escenario de guerra en donde no existiese un mañana.

Sin duda que nuestra comuna atravesó etapas, que, hasta hace no mucho, eran de completo abandono, del hacer poco o el casi nada casi como un placer conformista salido de una mezcla de mediocridad e indolencia. En donde daba lo mismo arreglar un camino o una calle y que por meses, incluso años, se mantuviese agrietado como en Pichidangui, o que por ejemplo la comuna estuviese sucia o con la basura por días esparcida sin que a nadie siquiera le importase, y que decir, con dejar obras que por años estuviesen al arbitrio de la divinidad, como un edificio consistorial, un alcantarillado en Caimanes, un jardín infantil en Los Cóndores o un Cesfam por construir en Quilimarí, entre muchas otras.

Ahora ¿Esto debiese dejarnos conformes? La respuesta por supuesto que es negativa. No queda duda de que faltan muchos avances por concretar en nuestra comuna, aún por verse, están los desafíos en la desalación de agua para consumo humano y agricultura hidropónica en nuestros valles en esta era de la ebullición climática, mejorar infraestructuras de salud y educacionales, dotar de verdadera descentralización a la comuna, entre muchos otros desafíos. Pero sin duda que tampoco podemos caer en la negatividad absoluta y el inconformismo crónico ante el poco razonamiento crítico que traen las redes sociales y todos los “chamanes de la era tecnológica”.

Matthias Eyzaguirre Méndez

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